La pérdida de caudal en un pozo no siempre es consecuencia de la sequía o del acuíferero. En la mayoría de los casos, el problema está dentro del propio pozo: sedimentos acumulados, ranurados tapados, incrustaciones químicas, bacterias férricas o simplemente años de uso sin mantenimiento. Todos estos factores reducen la entrada natural de agua y hacen que el pozo entregue menos de lo que realmente puede producir.

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La rehabilitación profesional de pozos permite recuperar ese rendimiento perdido. Es un proceso técnico que combina diagnóstico, limpieza y pruebas de bombeo para devolverle al pozo su capacidad original —e incluso mejorarla— sin necesidad de construir un pozo nuevo.

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Un buen trabajo de rehabilitación incluye:

• Inspección televisada (filmación HD) para identificar obstrucciones y daños.

• Análisis de agua, fundamental para detectar hierro, manganeso, dureza, sulfatos y bacterias, lo que permite preparar la “receta” específica de limpieza, especialmente cuando se requiere una intervención química.

• Limpieza mecánica y cepillado para liberar el ranurado.

• Air-Lift profundo, que remueve sedimentos compactados por años.

• Limpieza química personalizada, diseñada en base al análisis de agua para disolver incrustaciones minerales y biológicas de forma segura y eficaz.

• Pruebas de bombeo profesionales, que permiten medir de forma real la recuperación del caudal y la eficiencia hidráulica del pozo.

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Un pozo rehabilitado no solo produce más agua: también reduce los costos de extracción, porque al tener menor abatimiento y mayor eficiencia, la bomba necesita menos energía para entregar el mismo caudal. En un contexto donde la electricidad es un costo relevante en agricultura, este punto marca una diferencia económica significativa temporada tras temporada.

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Este proceso es mucho más que “limpiar un pozo”: es una intervención técnica que protege la inversión, mejora la eficiencia del sistema de riego y asegura la continuidad hídrica del proyecto agrícola. Un pozo bien rehabilitado puede rendir entre 20% y 200% más, prolongar su vida útil y evitar gastos innecesarios en perforaciones nuevas.

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En agricultura, donde cada litro de agua importa y cada kilowatt cuesta, la calidad del trabajo de rehabilitación se traduce en mayor caudal, menor gasto energético y mayor seguridad hídrica para tu predio. Por eso, confiar en un equipo especializado no es un gasto, sino una inversión estratégica.